Aire fresco, fauna nativa, vegetación frondosa y una de las caídas de agua más impresionantes de Chile y el mundo. Esto y más es lo que se puede encontrar al visitar el Parque Nacional Radal Siete Tazas, en Molina.
Tras meses de inactividad, el recinto abre sus puertas para que los turistas puedan disfrutar de la serie de atractivos que ofrece la pre-cordillera molinense a quienes escapan de la rutina urbana para fundirse con el entorno.
Sin embargo, la forma de ingreso cambió radicalmente, puesto que ahora la entrada se cancela únicamente a través de Internet en el sitio web www.aspticket.cl, una plataforma dispuesta por Conaf que permite diversos medios de pago y planificar el viaje de forma segura. En contraste, se eliminaron las cajas físicas que antes estaban en el punto de acceso.
MEDIDAS DE HIGIENE Y SEGURIDAD
Pese al entusiasmo que puede haber por disfrutar de esta verdadera maravilla de la naturaleza, siempre es bueno tener presente las medidas sanitarias que todos deben cumplir al interior del Parque Nacional.
Es necesario portar mascarilla en todo momento, mantener un distanciamiento físico de 1 metro entre personas, lavar las manos regularmente con agua y jabón (o con alcohol gel), evitar contacto con una superficie de uso público (de no ser posible, lavarse las manos tras hacerlo), respetar el aforo en los equipamientos de uso público (senderos, áreas recreativas, estacionamientos, etc.), cubrir su antebrazo o utilizar un pañuelo desechable al toser y estornudar; entre otras disposiciones.
También, es importante recordar que, al interior de la reserva, está estrictamente prohibido hacer fuego en cualquier circunstancia, se debe llevar la basura fuera de la unidad visitada, no se puede alimentar a los animales silvestres como tampoco llevar mascotas, acampar solo en lugares especialmente autorizados, caminar únicamente por las rutas señalizadas (de preferencia, acompañado), registrarse en las estaciones de guardaparques y seguir las instrucciones que éstos emanen.
MARAVILLAS NATURALES
Ostentando una de las caídas de agua más impresionantes del país, no solo las Siete Tazas deslumbran al visitante, sino que también otros atractivos como el mirador conocido como “El Velo de la Novia”. Aquí, la Corporación Municipal de Turismo de Molina adaptó las inmediaciones de manera especial para que incluso las personas en situación de discapacidad se puedan desplazar cómodamente.
Además, se tejen historias en torno a otros sitios, como “El Salto de la Leona” o “El Colmillo del Diablo”, solo por nombrar algunos parajes.
Y, por supuesto, el acceso es ahora más expedito, gracias al gran avance de la pavimentación de la Ruta K-175, uno de los proyectos emblemáticos impulsado por la alcaldesa local, Priscilla Castillo; siendo posible llegar hasta el punto de acceso de forma rápida y sin contratiempos.