Sentado al interior de una enorme barrica adaptada especialmente para los turistas que llegan a la Viña Echeverría para degustar el brebaje más característico de Chile, Víctor Rivera parte de entrada aclarando que el vino es un alimento y no un simple trago. Además, define su trabajo como una especie de “médico” de dicha bebida, cuya producción es exportada principalmente a China y Gran Bretaña.
Originario de Valencia y con pasos por Alemania, Italia y Estados Unidos, este enólogo explica desde su peculiar estrado lo que significa la vendimia. “Para nosotros, Chile es un paraíso”, afirma rodeado de coloridas botellas y de un inconfundible olor que combina la madera con la tradicional bebida que invita a soltar la lengua y a contar historias.
- ¿Cómo es vista la cultura vinícola en Chile a nivel internacional?
- A ojos del mundo, el vino chileno tiene las tres “b”: bueno, bonito y barato. De hecho, creo que ahora se nota más a tradición vinera de Molina, porque Curicó ha crecido más como ciudad y quedan menos viñedos. El nombre de la comuna cobra cada vez más relevancia, por lo que, dentro de nuestras etiquetas, siempre escribimos “Molina”, llevando ese nombre a más de 50 países. Además, por aquí pasa el paralelo 35, el más importante para la producción de vino, coincidiendo en el hemisferio norte con California.
- ¿Qué caracteriza a los vinos de Molina?
- Acá hay muchos terroir, que es la combinación del clima, el suelo y del trabajo del viticultor. Esto hace las condiciones muy interesantes, ya que cualquier persona que viaja a la comuna puede notar la diferencia que se da incluso entre las uvas que están a la izquierda de la carretera respecto a las que están a la derecha. En cambio, en Valencia, solo tengo un número limitado de uvas para hacer vinos, lo que los deja muy similares; ni Picasso habría podido hacer un buen cuadro con cuatro colores.
- ¿Qué variedades hay para los que están recién descubriendo el mundo del vino?
- En nuestra viña tenemos un espumante que tiene una historia divertida: en 2012 invitaron a don Roberto (Echeverría) a una cata a ciegas para cosechas 2008 y él llevó un ejemplar representante de una pequeña producción de apenas 1.200 botellas. ¿El resultado? Fue elegido como el “Mejor de Chile” de forma unánime. Se llama Espumante Tradicional y su valor es de 13 mil pesos.
- ¿Y cuál es la clave de un resultado así?
- Para los espumantes, usamos el método Martinotti-Charmat, donde la segunda fermentación tiene lugar en un estanque con propiedades especiales. Las cubas son más gruesas, con 4 o 5 veces más acero inoxidable que las normales y cuentan con válvulas regulables para mover el vino y controlar tanto la temperatura como la presión, además de poder tomar muestras a diario.
- ¿Qué tan estricto es el tema del maridaje del vino con los alimentos?
- No soy un maniático en eso, porque el mejor vino para mí, puede no ser el mejor para ti. Por ejemplo, puedes comer una albóndiga de pavo con Chardonnay Gran Reserva, o también abrir un Cabernet Sauvignon Petit Verdot o un Cabernet Franc para solo conversar; aunque hay otros que son tan power, como el Family Reserve, que la propia boca te pregunta ¿dónde hay un cuchillo y tenedor para degustar carne?
- ¿Qué personajes famosos han llegado a degustar vino?
- La propia alcaldesa Priscilla Castillo viene habitualmente, pero también han llegado artistas como Los Jaivas, Iván Arenas y hasta el alcalde de Miami (Michael Bloomberg), que llegó en el Tren del Espumante.
- ¿Qué recomendarías para no caer tampoco en el alcoholismo?
- Tiene que ver mucho por cómo consumes vino. Hay gente que bebe alcohol todos los sábados porque lo asocian a diversión y eso ya es alcoholismo. Pero, por ejemplo, beber todos los días una copa o hasta dos en la cena es saludable y no cambiará tu manera de ser. Nosotros fomentamos el consumo responsable y, de hecho, estamos certificados por el Senda. Inclusive, en época de vendimia, a los niños les damos mosto de uva, ya que no tiene alcohol y es maravillosamente dulce.