En una emotiva jornada que contó con la presencia de la alcaldesa Priscilla Castillo, se certificaron las afortunadas participantes del programa Mujeres Jefas de Hogar, quienes recibieron ayuda tanto material como en capacitación para sacar adelante sus emprendimientos.
Esta iniciativa, financiada por el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), ha despertado un gran interés entre la población femenina de Molina, lo que se demuestra en la gran cantidad de inscritas para su versión 2018, alcanzando las 150 personas.
Dentro de los beneficios que entrega a las usuarias, destacan los cursos de capacitación en áreas de diversa índole, como han sido derechos laborales, gastronomía mixta, corte y confección de ropa industrial, computación y técnicas de atención al cliente, entre otras.
De igual forma, se apoya el emprendimiento personal y familiar mediante la entrega de maquinaria e indumentaria para el respectivo rubro, contribuyendo así a aliviar el bolsillo y a darle alas al negocio de cada una. Artefactos como visicoolers, máquinas de coser, hornos u otros artículos afines han sido repartidos a lo largo del proyecto.
Al respecto, Bernardita Ramírez, Coordinadora Regional del programa, detalló que son ya más de 2 mil las mujeres favorecidas, por lo que “esperamos que las nuevas participantes puedan aprovechar todas las instancias para capacitarse, crecer como mujeres y generar impacto en el desarrollo económico de la comuna”.
Similares palabras tuvo la alcaldesa de Molina, Priscilla Castillo, quien hizo un llamado público durante enero para que se inscribieran todas las interesadas en formar parte de esta iniciativa que hoy tiene sus cupos completos. “Estamos muy contentas de apoyar a las emprendedoras y colaborar con este granito de arena que les permite salir adelante. Se trata de personas que están a cargo de su familia o que aportan considerablemente al sustento de su hogar, por lo que es muy importante continuar con este tipo de incentivos”, comentó.
Entre quienes formaron parte de esta experiencia, Carla Loyola, residente de Tres Esquinas, entregó su testimonio. “Para mí, fue maravilloso. Tenía un proyecto, pero me faltaba aprender más y gracias al curso de Corte y Confección Industrial, pude comenzarlo. ¡Me facilitaron hasta la maquinaria! Pero creo que lo más indispensable es el conocimiento, ya que yo por ejemplo, no sabía ni siquiera armar una polera y nos enseñaron desde lo mínimo hasta lo más complicado”, reconoció.
Por su parte, María Venegas, quien vive camino a El Bolsico, en Río Claro, explicó que “significó mucho para mí en lo emocional y en lo laboral, ya que crecí como persona, conocí gente y pude lograr emprender. Apareció un mundo nuevo ante mí con este negocio de pastelería y repostería”.
Como ellas, desde la Casa de la Mujer esperan que las 150 nuevas participantes del programa puedan emprender y cambiar no solo sus vidas, sino que también la de todo su núcleo familiar.